Debemos aprender a ver y escuchar sin la intervención del pensamiento, ya que este es un proceso del yo, el pensamiento se mueve de lo que es a lo que debería ser, todos los seres humanos pensamos en función de lo que los demás han dicho, ya sea, en el ámbito social, familiar, religioso, espiritual, político, etc. pero nunca vemos y escuchamos con nuestros ojos y oídos de tal manera que podamos vivenciar directamente lo que es. Mucho se ha dicho sobre el ego o yo psicológico; en el ambiente encontramos tanto material, unos contradiciendo a otros o afirmando teorías que no se han comprobado. Es importante ir al fondo de nuestra mente para descubrir su estructura y funcionamiento, mientras esto no suceda no podemos comprender eso a lo que se le ha dado en llamar yo psicológico.
Tenemos que aprender a observarnos en el cotidiano convivir con los demás, con la propiedad y con el resto de los seres, pero mientras permanezcamos en la creencia, que lo que es o sea la manifestación del yo, es algo separado de la mente, será imposible que el estado de comprensión se suceda. Ejemplo de ello es aquel que piensa así: “Soy muy miedoso y cobarde me cuesta tomar la mas simple decisión hasta la oscuridad me aterra, por lo que necesito cultivar el valor y fortalecer mi carácter, para tomar por mi mismo mis decisiones y no depender de los demás hasta en lo mas mínimo”. Como podemos apreciar este es un análisis intelectual sobre una situación psicológica, el pensamiento que es la manifestación del yo miedo concluyendo que necesita cultivar la valentía; el miedo que es lo que es determinando que debe dejar de ser miedoso para convertirse en un ser valiente. Este es el resultado de un análisis razonativo que hace el mismo ego en y durante el proceso del pensar. La gran mayoría de los estudiantes caemos en este error y vivimos un montón de años quebrándonos la cabeza sin resolver ningún problema.
Cultivar la valentía, cuando uno no es valiente, no genera libertad; pero comprender la naturaleza y estructura del miedo y permanecer con él, sin razonarlo, sin intentar suprimirlo o trascenderlo, si no que quedándose con él, observándolo como observa su primer juguete un niño, percibiendo su contenido y manifestación psicofísico- emocional, sintiendo con gran intensidad y pasión como la adrenalina acelera el ritmo cardiaco y demás; una mente así se encuentra libre de la cobardía y de la valentía. Mientras insistamos en cultivar el opuesto jamás comprenderemos el ego.
El cultivo del opuesto es esforzarse en cambiar lo que es en lo que debería ser; el deber ser es creación del ego; o sea el ideal, el anhelo, la esperanza y lo deseado; entonces se desea en llegar a ser tan humilde como fue San Francisco de Asís, tan valiente como San Esteban, etc. La virtud no surge como producto de este proceso, ya que este implica tiempo y la virtud no le pertenece al tiempo. El pensamiento es la actividad del yo psicológico que es tiempo (pasado-presente-futuro). Todo cuanto pensamos esta condicionado porque el pensamiento es la reacción de la memoria, y la memoria es todas las experiencias acumuladas a través de infinidad de ayeres, del conocimiento e información adquirida en el tiempo y gravadas en cada célula del cerebro. El intelecto nunca resolverá nuestros problemas y en consecuencia los de la sociedad; puede razonar, discutir, hacer análisis lógicos, llegar a conclusiones por deducciones, comparar, etc. pero es limitado porque es el resultado de nuestro condicionamiento. Una mente sensible es una mente indefensa, es vulnerable e inocente y debe ser vulnerable para que pueda penetrar la verdad. La verdad que somos ambiciosos, envidiosos y codiciosos.
El observador es lo observado, es lo que es, pero como el observador no sabe que hacer con “lo que es”, por consiguiente practica diferentes métodos o sistemas para cambiar “lo que es” con el fin de controlarlo o suprimirlo. Cuando el observador se da cuenta que lo que es, es él mismo, entonces lo que es cesa por completo, porque el observador es lo observado.
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